A Independiente no le salió nada. Luego de transitar la senda del triunfo en los tres partidos antecedentes, en lo que además tuvo momentos de brillo, jugó muy mal y puso en riesgo la punta. En el Florencio Sola, un reducto esquivo para los de Avellaneda en los últimos años, el líder se topo con un rival que lo asfixió, le cerró todos los caminos, maniató a sus mejores hombres y golpeó en los momentos justos. Banfield bajó al equipo de Troglio y borró el mal recuerdo de su anterior presentación en Peña y Arenales, hace dos semanas, cuando recibió seis goles de Boca, que mañana tendrá la chance de saltar a la punta.
Fue todo de Banfield. Y desde el comienzo. Sólo un minuto había pasado cuando Assmann le ahogó el grito de gol a Patiño. Un presagio de lo que estaba por venir. No sólo porque el local además se mostró más incisivo y peligroso durante todo el partido, sino porque el colombiano resultó clave en la faena local hasta erigirse en la figura de la noche.
Primero, el equipo de Llop se ocupó de absorber los principales foco de riesgo. Y lo hizo a partir de la posesión. El mediocampo local se exhibió más veloz y se movió con espacios y el arco rival de frente, casi sin molestias. Independiente lució falta de sincronización en esa zona. No estuvo Herrón (suspendido), Troglio movió a los intérpretes y se notó la falta de aceite: Fredes venía jugando por izquierda y se corrió hacia el sector opuesto, Callelo lo estaba haciendo por derecha y se movió al medio, y Oyola, que no venía jugando, cubrió el sector restante. Por allí Banfield ganó todos los duelos individuales y empezó a gestar el triunfo.
Independiente tenía una veta en los arranques de Montenegro y su conocida virtud para correr la cancha en cada contragolpe, pero cuando el Rolfi lograba sacarse a un rival de encima, enseguida tenía otro que lo maniataba. Y no tenía socios, porque Sosa y Denis se mantenían aislados y bajó el control de los centrales, Herner y Devaca, quienes tuvieron una noche sin fisuras. Durante los 45 minutos iniciales, la visita sólo pudo dar un aviso en un centro de Oyola que Denis no llegó a conectar por muy poco.
Banfield llegaba y preocupaba. Assmann le sacó un cabezazo a Barrales, pero sobre el final del primer tiempo el delantero tuvo revancha: recibió un hermoso centro de Maidana, aprovechó un quedó del arquero visitante y metió el frentazo para el 1-0.
Forzado por la adversidad en el resultado, el líder se adelantó en el complemento, pero lo hizo sin ideas. Entró el Rengo Díaz, pero su sociedad con Montenegro no funcionó y en el plano individual sólo pudo inquietar con un derechazo desde afuera del área que exigió a Lucchetti. Fue la maniobra más riesgosa que generó Independiente en todo el encuentro. Demasiado poco por tratarse del líder del campeonato.
Banfield no sufría y encima Beligoy le regaló la chance de liquidarlo. Civelli (otro que tuvo una buena noche) chocó a Báez fuera del área, pero el árbitro lo juzgó al revés dentro del área. Grosero error. Lucchetti se hizo cargo del penal, no dudó y colocó cifras definitivas. Independiente ya no tuvo resto para forzar la reacción. Herencia de una producción nula, el final lo encontró nervioso e impotente. Tiene tiempo y margen para levantarse, tomar impuso y recuperar la memoria. Deberá mejorar mucho.
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