domingo, 17 de junio de 2007

Gimnasia (J) 1-3 Independiente



3 victorias seguidas despeus de 5 años, es noticia como no...el rojo se volvio a lucir y encuentra la formula 7 goles en 2 partidos cosa que le costo en todo el campeonato, por fin se volvio a sonreir, el rolfi un crack y pepe un idolo, se merece una estatua jeje, bueno mucho para decir no hay,solo que feliz por volver a ver al rojo jugar como marca la historia.

Aunque le sirva de poco y nada, vale la mejora que Independiente supo imprimirle a su rendimiento en el cierre de una temporada difícil, con más sinsabores que alegrías. En primer lugar, porque los de Avellaneda cortaron una racha nefasta para un club de su talla: no ganaban tres partidos desde aquel Apertura 2002 que los consagró. Además, Pepé Santoro cierra su interinato en forma invicta, tras cuatro triunfos y cinco empates. Por último, Pedro Troglio encontrará un plantel semiformado y su asunción se dará en un marco de tranquilidad.
Independiente lo ganó porque tuvo lo que faltó a Gimnasia de Jujuy: puntería. Y además cuenta en sus filas con una figura desequilibrante como es el Rolfi Montenegro, que cuando está encendido suele cambiar la ecuación de cualquier partido. Lo hizo en la fría noche de San Salvador, con dos goles que sirvieron para revertir el marcador y una gran maniobra personal para la conquista de Ismael Sosa, sobre el final.
Gimnasia arrancó mejor y enseguida se puso en ventaja merced a un penal bien ejecutado por Quinteros, tras una infracción de Abraham a Gandín dentro del área. Desde entonces, los locales manejaron la pelota con criterio y controlaron los tibios intentos de Independiente, que no lograba prosperar en los metros finales y sufría los desencuentros de la sociedad conformada por el Rengo Díaz y Montenegro.
Sin embargo, el Lobo se descuidó en una y la visita no perdonó. Fue cuando el pibe Bruno le envió un centro preciso al Rolfi, quien picó habilitado en la misma línea que los defensores rivales y batió a Coronel con un cabezazo para el empate.
Al margen de su injerencia en el marcador parcial, el gol trajo consigo un concepto clave para entender el resultado final: Independiente no necesitaba llegar mucho para lastimar. Así fue que Calello le colocó un gran pase en cortada a Montenegro, quien otra vez burló a sus marcadores y quedó cara a cara con el arquero, a quien superó con un toque suave, con derecha, para el 2-1.
De todas maneras, Independiente exhibía fragilidades en defensa y el resultado se mantenía abierto porque Gimnasia llegaba y preocupaba. Claro, le faltaba puntería. Lo tuvieron Iuvalé, Gandín y el ingresado Soler, pero sin precisión para vencer a Ustari (salió por precaución en el segundo tiempo, a raíz de una molestia en el aductor derecho) primero y a Assmann, después.
Por si le faltaba algo, Montenegro dibujó una jugada genial: eludió a dos rivales y le colocó una asistencia perfecta a Sosa, quien tocó el gol en posición adelantada para dictar sentencia sobre el marcador. Un minuto antes, Iuvalé había visto la roja por un violento patadón a Calello.
Entonces, Independiente consumó una feliz bienvenida a las vacaciones. Ahora será tiempo de barajar y dar de nuevo, planificar y volver a proyectar los resultados deportivos que vienen negándose desde hace rato. Con todo, vale la mejora del cierre.

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